Esta semana tu bebé desarrollará una característica única: las huellas dactilares. Las almohadillas de grasa que hay en las yemas de sus dedos se convertirán en líneas arremolinadas que le distinguirán del resto.
El sistema digestivo, que seguirá formándose, ya lleva funcionando varias semanas. Tu pequeño tragará líquido amniótico, que pasará por el estómago y los intestinos, arrastrando consigo células muertas y secreciones. Todo ello se convertirá en meconio, una sustancia negra y espesa que verás cuando le cambies el pañal por primera vez.
A medida que tu hijo crece, los movimientos pueden aumentar de intensidad o incluso convertirse en patadas. Dado que cada embarazo es único, es posible que notes ese movimiento antes (algo común si ya has estado embarazada antes) o después. No te preocupes si no sientes ningún movimiento a las 18 semanas de embarazo, ya que llegarán cuando menos te lo esperes.
En esta etapa tu circulación sanguínea experimentará cambios, como el aumento del volumen o la expansión de los capilares. Esto puede provocar que tu tensión arterial baje y te sientas mareada, especialmente si tu cabeza o la parte superior de tu cuerpo no reciben suficiente sangre.